La maldición del diamante de la esperanza: ¡una historia eterna y aterradora!
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¿Has oído hablar alguna vez de la joya maldita? Sí, sabemos que suena a argumento de una película de acción de los 90 (te echamos de menos, por cierto), pero créenos, querido lector, estas cosas existen en la realidad, o al menos algunas personas creen que existen.
Así es, nos referimos al famoso diamante Hope, una hermosa piedra de la que se dice que ha sido la causa de la desgracia de muchos poderosos. Vamos a entender mejor esta historia, a continuación.
La bengala en cuestión pesa unos 45 quilates y tiene un color azulado único, todo un espectáculo para cualquier admirador de joyas. En cifras actuales, esta "pieza de mala suerte" cuesta aproximadamente 350 millones de dólares.
Ver también: Exótica e intrigante: más información sobre la impresionante flor cadáver¿Cuál es el origen de la piedra? Se desconoce el origen exacto del diamante, pero la versión más aceptada es que en el año 1666 (una cifra bastante sugerente), un acaudalado comerciante francés llamado Jean-Baptiste Tavernier adquirió la pieza procedente de la India.
Pasó algún tiempo y el hombre revendió el brillante junto con algunos otros objetos nada menos que al rey Luis XIV. Entonces, en el año 1678, el monarca pidió a su joyero de confianza que tallara la piedra para darle una forma diferente.
Una vez terminada la obra, el rey empezó a llevar el diamante como adorno de corbata (no es de extrañar que le llamaran el "Rey Sol"). Así, este valioso producto permaneció en la familia real durante más de un siglo.
Sin embargo, fue un descendiente de aquel gobernante, el rey Luis XVI, quien empezó a darse cuenta de los "efectos secundarios" del mineral, debido a su ejecución como consecuencia del éxito de la famosa Revolución Francesa.
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Crédito: History Channel/Reproducción
Ver también: La millonaria fortuna de Pelé se repartirá entre más de cinco personasEl diamante desaparece, pero reaparece mucho después
Entre tanta agitación histórica, la Esperanza permaneció olvidada durante un tiempo, pero resurgiría en el año 1812. Al parecer, un comerciante inglés llamado Daniel Eliason fue sorprendido con el cristal.
La pieza había sido comprada a John Francillon, un joyero que tuvo una muerte bastante misteriosa dentro de la cárcel, mientras que el nuevo propietario se suicidaría meses después.
Y al parecer, la joya tiene predilección por la realeza, porque antes de suicidarse, Eliason se la había vendido al rey Jorge IV del Reino Unido. Ni que decir tiene que también tuvo un trágico final, ¿verdad?
Debido a las abundantes deudas que contrajo el soberano en vida, el brillante acabó siendo adquirido por el coleccionista Henry Philip Hope, miembro de una próspera y respetada familia inglesa.
Pero ni siquiera tal abundancia libraría a los Hope de los efectos del cristal maligno, pues mientras estuvieron en posesión de Hope, perdieron gran parte de su patrimonio original, siendo su último propietario un señor arruinado y melancólico llamado Francis Hope.
Finalmente, los propietarios finales del desafortunado diamante fueron una pareja, Evaly y Ned McLean, en el año 1910. Tras pasar 9 años exhibiendo la piedra, la maldición volvería a aparecer y se llevaría a su hijo, que fue atropellado con tan sólo 10 años.
Tras el trágico suceso, la madre enloqueció y el padre perdió casi todo lo que tenía. El hombre incluso intentó empeñar el objeto y cobrar entradas a quien quisiera quedárselo, pero dejó de hacerlo cuando una hija de familia adinerada se suicidó.
Cuando ambos murieron, el mineral pasó a manos de Harry Winston, que no creía en la leyenda, pero misteriosamente, tras un tiempo en su poder, el empresario donó la piedra al Museo Nacional de Historia, donde sigue expuesta en la actualidad.