Un chiste en un anuncio de Pepsi dio lugar a una demanda; entiéndase
![Un chiste en un anuncio de Pepsi dio lugar a una demanda; entiéndase](/wp-content/uploads/uma-piada-em-um-comercial-da-pepsi-resultou-em-processo-entenda.jpg)
Debido a una broma en un anuncio televisivo de Pepsi, un consumidor demandó a la empresa para ganar un avión.
Esto ocurrió en 1990, cuando la marca, para atraer a nuevos consumidores, creó una promoción que ofrecía premios a cambio de puntos por comprar los productos.
Esta campaña de marketing pretendía atraer la atención de nuevos consumidores, ya que el mercado de los refrescos estaba dominado por Coca-Cola.
Sin embargo, esto trajo ciertos problemas a Pepsi, debido a una broma en uno de sus anuncios. Esto se debió a que un cliente se tomó la broma demasiado en serio.
Ver también: Cuidado: estos 4 refrescos tienen ingredientes muy peligrososEl anuncio en cuestión se puede ver pinchando aquí. En él se ilustran los posibles premios para quienes acumulen una determinada puntuación. Para conseguir la camiseta Pepsi se necesitaban 75 "Pepsi points" y para una chaqueta, 1.450 puntos.
Sin embargo, Pepsi no esperaba que uno de sus consumidores se tomara en serio que por acumular 7.000.000 de puntos la empresa le regalaría un avión, más concretamente un caza Harrier.
La idea de la campaña publicitaria era fomentar la compra de la bebida para ganar puntos que se canjearían por regalos, como camisetas, gafas y chaquetas.
Para acumular estos puntos, cada producto valía una cantidad determinada, una lata valía un punto, una botella de dos litros valía dos, mientras que un fardo de doce latas valía cinco. También se podían comprar puntos, que costaban diez céntimos cada uno.
Fue gracias a esta última posibilidad de acumular puntos que John Leonard entró en la historia. La idea del joven estudiante de empresariales era "comprar" de algún modo el caza Harrier a casi 1/5 de su valor.
Ver también: Cuál es el verdadero significado del emoji del mono de WhatsApp?De este modo, el joven ideó un plan para poder adquirir por un precio mucho menor el avión que costaba en aquel momento unos 33 millones de dólares.
Para ganar el avión, John empezó a preparar su plan. Ya era consumidor del refresco de la marca, pero para ganar puntos de esta forma, tendría que beber mucho más de lo que se consideraba posible.
Para conseguir los puntos, habría que consumir unas 46.000 latas al día durante un año, lo que supondría un gasto de 4 millones de dólares.
Sin embargo, había una forma mucho más sencilla de conseguir el jet, y es comprando puntos. Como cada punto se podía comprar por diez céntimos, el dinero gastado no bajaba de 700 mil dólares.
Para lograr esta hazaña, John Leonard necesitaba inversores, que no eran difíciles de encontrar, así que el 28 de marzo de 1996, el joven envió una carta con 15 puntos y algo más de 700.000 dólares a la dirección de la promoción.
Junto con la carta, solicitó que se le entregara en su domicilio el jet en cuestión.
Por supuesto, la marca devolvió el dinero y los puntos al joven, alegando que el anuncio no era más que una broma. Sin embargo, Leonard no se quedó ahí, ya que la respuesta no fue la deseada y decidió emprender acciones legales.
El caso fue pronto desestimado, pero la empresa pidió que Leonard se hiciera cargo de las costas judiciales de la acción.
Al final, el joven salió perdiendo y la empresa tuvo una campaña muy exitosa, sobre todo gracias a la proporción que tomó el caso.