Cambia las asquerosidades de la salsa de tomate industrializada por esta deliciosa y práctica receta casera (Daniele)
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O salsa de tomate es un ingrediente que compone varias recetas y, por su practicidad, puede decirse que es uno de los alimentos procesados más buscados por los consumidores.
Sin embargo, es necesario conocer los componentes que lleva este ingrediente. El proceso de industrialización añade numerosos elementos en cantidades perjudiciales para la salud. El sodio, el azúcar, los aromas y los conservantes son los principales que entran en esta mezcla.
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Salsa de tomate industrializada frente a salsa de tomate casera
Mientras que una cucharada de salsa de tomate casera sin condimentos sólo tiene 2 mg de sodio, la salsa de tomate industrializada tiene 120 mg. Éste es sólo un ejemplo de la discrepancia en la cantidad de ingredientes añadidos en el proceso de industrialización.
El tomate ayuda en la fijación del hierro en nuestro organismo, tiene varias vitaminas, como la A y la B, fósforo, potasio, tiene acción antioxidante y otros elementos que contribuyen positivamente a nuestro organismo.
Cuando llevamos los tomates a altas temperaturas, algunas de estas propiedades disminuyen, pero siguen siendo nutritivos. Sin embargo, en el proceso de industrialización, los ingredientes que se añaden los hacen perjudiciales para la salud.
El aromatizante utilizado, por ejemplo, es el glutamato monosódico, que actúa como un neurotransmisor que puede provocar agitación y aumento de la tensión arterial. estrés En otras palabras, no hay ningún beneficio en el uso de este alimento.
Por no hablar de que hacer salsa de tomate casera no es nada trabajoso, así que te hemos preparado una práctica receta para que no tengas más excusas para comprar salsa ya preparada.
Receta de salsa de tomate
Ingredientes
1,5 kg de tomates maduros
1 cebolla
1 diente de ajo
Ver también: ¿Cómo saber el código postal de tu casa? ¡Echa un vistazo a estos 4 consejos!1 pizca de azúcar
Sal al gusto
Especias al gusto
Cómo prepararse
Trocear los tomates, la cebolla y el ajo, añadirlos a una olla a presión con sal y azúcar y cocer durante 15 minutos. Apagar el fuego, esperar a que baje la presión y dejar enfriar. Pasar a la batidora y triturar hasta obtener una salsa cremosa. Tamizar la salsa y volver a ponerla al fuego para que espese durante unos 15 minutos. Dejar enfriar y congelar en pequeñas porciones.
